Como os contamos en el último post, hoy, 30 de noviembre, es el día internacional de lucha contra los trastornos alimenticios. En esta segunda parte del post, os hablaremos específicamente de la anorexia y la bulimia, así como otros trastornos de la conducta alimentaria (en adelante TCA) y sobre todo, medidas de prevención.
La Anorexia
Como señala nuestro portal de Prevención Adeslas es más: la anorexia, es el TCA caracterizado por una pérdida voluntaria de peso.
Las personas que sufren anorexia tienen una percepción distorsionada de su figura y cuerpo
Por ello se niegan a mantener su peso en parámetros normales (por edad y estatura). Siempre se verán gordos/as aún cuando su peso sea mucho menor que los límites establecidos como saludables.
La dieta es una constante en las personas que sufren anorexia. El control que ejercen sobre la ingesta y prohibición de alimentos se convierte en el método emocional para controlar y solucionar sus problemas.
Por supuesto, las personas que sufren anorexia niegan tener la enfermedad, aún cuando sus conductas van deteriorando su salud física y mental.
Uno de los principales problemas físicos radica en el estado de desnutrición severo que pueden alcanzar. En muchos casos afectando el sistema endocrino, gastrointestinal, óseo, cardiovascular, entre muchos otros.
La Bulimia
La bulimia nerviosa es sinónimo de terror a engordar o subir de peso por la falta de autocontrol en la alimentación. Como señala nuestro portal de Prevención Adeslas es más:
“Estos pacientes sufren episodios recurrentes de voracidad, los llamados “atracones”, en los cuales ingieren grandes cantidades de alimentos en muy breve espacio de tiempo.”
Incapaces de controlar el tipo y la cantidad de comida durante los famosos “atracones”, experimentan procesos de culpabilidad, llevándolos a conductas compensatorias inapropiadas como:
- Vómito
- Uso de laxantes y/o diuréticos
- Períodos de ayunos
A diferencia de la anorexia, el comportamiento bulímico suele enmascararse mejor, ya que la figura corporal (externamente) dificulta la identificación de esta enfermedad.
No obstante, los daños a la salud si son muy graves. El vómito auto-inducido genera problemas graves en el aparato digestivo. Los laxantes y diuréticos, usados de forma continuada, pueden generar alteraciones metabólicas y cardíacas.
Entre la anorexia y la bulimia existen síntomas compartidos:
Del 30% al 50% de los adolescentes bulímicos cumplen los criterios de la anorexia nerviosa al inicio de la enfermedad
Otros Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA):
En general, podríamos considerar estos trastornos como etapas iniciales de TCA más graves para la salud. Por ello es tan importante la identificación temprana.
Trastorno por atracón o comedor compulsivo
Momentos de estrés o ansiedad se convierten en sinónimo de períodos de voracidad alimentaria, sin llegar a conductas compensatorias (como vómitos o laxantes).
Personas que suelen estar en dietas continuas y aunque no veamos un deterioro evidente de la salud, podríamos llegar a casos que evolucionan a otras TCA más graves.
La asociación contra la anorexia y la bulimia incorpora a la última versión del manual psiquiátrico internacional los siguientes trastornos:
La Pica
Trastorno que consiste en ingerir sustancias no nutritivas, como arena, yeso, etc. Es más habitual en la infancia. Se presenta en algunos casos en niños con autismo o algún tipo de retraso mental.
Trastorno por rumiación
Regurgitaciones repetidas (sin náuseas o enfermedades gastrointestinales asociadas) de alimentos del estómago a la boca para volver a masticar. Se manifiesta una pérdida de peso e incapacidad de alcanzar peso normal por edad y estatura.
Trastorno de “evitación” / restricción de alimentos
Rechazo exagerado a la alimentación con variantes extremadamente caprichosas. Puede acompañarse este TCA de trastorno por rumiación. Los inicios de este trastorno suelen ser anteriores a los 6 años de edad.
¿Cómo prevenir la anorexia, la bulimia y otros TCA?
La prevención y la identificación, es una herramienta fundamental en estos trastornos. En la primera parte del post, os hablamos de factores de riesgo y patrones de detección de TCA.
No obstante, debemos ir a la esencia del problema: la concepción negativa de la imagen corporal. Ese es el factor de riesgo por excelencia, condicionado por criterios estéticos de delgadez y muy asociado a los cambios psicológicos de la pubertad y la adolescencia.
En este período debemos incidir y ofrecer nuestro apoyo y comunicación, en todos los ámbitos: familiar, educativo; que nos permitan contrarrestar mensajes incorrectos de la industria dietética, medios de comunicación y/o de la moda.
Es en el hogar donde detectamos los primeros síntomas. Parece una obviedad, pero no lo es:
Demos valor a las relaciones dentro de la familia. El tiempo y la comunicación es clave
Los procesos de formación de identidad de la adolescencia son muy complejos, tratemos de recordar esa etapa de nuestras vidas y mostremos empatía con nuestros hijos. En algunos casos somos muy vulnerables y no tenemos criterios y/o valores propios para liberarnos de esos modelos estéticos irreales y absurdos.
Los miedos de la adolescencia los podemos superar y suavizar, contando con seguridad y comunicación en nuestro hogar, sin caer en exageraciones y sobre-protecciones que asfixien las relaciones. Debemos:
- Hablar y comunicarnos
- Confiar en todos los integrantes familiares
- Desarrollar un espíritu crítico pero respetuoso de la diferencia
- Fomentar el desarrollo de valores personales
- Reconocer las limitaciones y capacidades
- Animar la elección de modelos positivos
- Promocionar el “trabajo en equipo” que permita comunicar nuestras inquietudes y problemas y trabajar juntos por objetivos comunes.
Es verdad que no estamos aislados. Ciertos mensajes de la industria alimentaria, de la moda y/o de los medios de comunicación pueden (en el mejor de los casos) generar controversia y no ser los más positivos para luchar contra imágenes falsas de belleza y salud.
No obstante, no podemos relegar nuestras responsabilidades en ellos; es nuestra labor como padres tener tiempo de calidad con nuestros hijos, ofrecerles un espacio de comunicación y seguridad sin caer en conductas autodestructivas.
Esperemos que no sea vuestro caso, pero, ante los primeros síntomas de identificación de TCA consultar con personal sanitario de vuestras respectivas comunidades que os brindarán toda la ayuda necesaria. No olvidar que la rápida identificación es clave y es imprescindible la realización de un tratamiento médico y psicológico especializado.
En el post anterior os dejamos distintos organismos, asociaciones que os pueden ayudar con estos trastornos.
La Asociación contra la Anorexia y la Bulimia, en su página web, tiene una Guía de práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria elaborado por el Ministerio de Salud y Consumo que nos pareció de gran utilidad para difundir más sobre los TCA.
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